Víctima de accidente de moto recupera 595.000 dólares con ayuda de Cronauer Law

En Cronauer Law, resolvimos recientemente una compleja reclamación por lesiones para nuestro cliente, que sufrió un grave accidente de moto. Aunque la compañía de seguros contraria hizo inicialmente una oferta de 500.000 dólares, pudimos conseguir una resolución previa al litigio significativamente superior presentando metódicamente el alcance completo de los impedimentos a largo plazo de nuestro cliente.

El Incidente: Respuesta rápida de emergencia a una colisión crítica

El caso tuvo su origen en un accidente de motocicleta de gran impacto en el que nuestro cliente fue embestido lateralmente por otro vehículo cuando circulaba a unos 80 km/h. La colisión causó lesiones catastróficas y desencadenó una respuesta de emergencia de varios organismos. Los primeros en llegar fueron la policía local, los bomberos y un helicóptero médico. Debido al alcance de las lesiones sufridas, que incluían claros signos de traumatismo en las extremidades inferiores, nuestro cliente fue trasladado en helicóptero al centro de traumatología más cercano para su estabilización inmediata.

A su llegada, los médicos del servicio de urgencias solicitaron pruebas de imagen de todo el cuerpo, que confirmaron múltiples fracturas complejas. Esa misma noche se llamó a los cirujanos ortopédicos para que aplicaran tracción esquelética temporal, seguida poco después de una intervención quirúrgica para estabilizar los daños. Este rápido despliegue de recursos críticos puso de relieve la gravedad del incidente y constituyó la base de nuestra argumentación sobre las consecuencias agudas y a largo plazo del accidente.

La vida después de la estabilización: Por qué “estable” no significa “recuperado”

Aunque nuestro cliente recibió finalmente el alta hospitalaria y reanudó algunos aspectos de su vida cotidiana, la estabilidad no debe confundirse con la recuperación. Hizo lo que hacen muchas personas resilientes tras un trauma: seguir adelante. Volvió a su casa, se relacionó con su familia e incluso intentó reincorporarse al trabajo. Pero eso no significa que la vida volviera a la normalidad.

La verdad es que volver a casa o parecer “funcional” no borra el dolor residual, los déficits de fuerza o la carga psicológica que pueden seguir a un traumatismo importante. Nuestro cliente vivía con molestias físicas, dificultades para la movilidad básica, trastornos del sueño y estrés emocional mucho después de que los profesionales médicos hubieran hecho todo lo posible a corto plazo. Este impacto persistente se convirtió en la piedra angular de nuestro argumento: que la indemnización debe tener en cuenta no sólo las heridas visibles, sino las penurias duraderas que las siguen.

La cuestión clave: El dolor persiste incluso después de terminar la terapia

Es un error común pensar que si te han dado el alta de fisioterapia, tu lesión “ha terminado”. Pero lo cierto es que muchas lesiones -especialmente las ortopédicas y postraumáticas- dejan dolor residual, debilidad o pérdida de funciones. En el caso de nuestro cliente, aunque técnicamente había terminado la terapia, seguía teniendo problemas con la movilidad básica, el rendimiento laboral y las tareas cotidianas. No había vuelto a su estado inicial.

Este es un punto legal crítico: cuando una persona no ha vuelto a su estado anterior a la lesión, la ley permite una indemnización no sólo por lo que ha ocurrido, sino por lo que probablemente ocurrirá. Eso incluye el coste del tratamiento futuro, la incapacidad para realizar el trabajo al nivel anterior, e incluso las molestias y el sufrimiento cotidianos que acompañan a los síntomas persistentes.

Estrategia de negociación: Construir una valoración prospectiva

En lugar de limitarnos a sumar las facturas médicas anteriores, desarrollamos un modelo de daños y perjuicios que refleja todo el alcance de lo que la ley permite recuperar a una persona lesionada. Según la ley de Illinois y en muchas otras jurisdicciones, los daños indemnizables pueden incluir:

  • Gastos médicos (pasados y futuros): No sólo los tratamientos ya recibidos, sino también los costes previstos de los cuidados futuros, incluidas cirugías, terapias y otras intervenciones que probablemente sean necesarias a medida que evolucione la lesión.
  • Pérdida de capacidad laboral: Si una persona ya no puede trabajar al mismo nivel o en la misma función, o no puede ganar lo mismo debido a restricciones relacionadas con la lesión, esa pérdida se tiene en cuenta en la indemnización.
  • Dolor y sufrimiento: Incluye las molestias físicas, la angustia emocional y los trastornos mentales, como la ansiedad o el estrés postraumático, derivados de la lesión.
  • Pérdida de la vida normal: Cuando alguien ya no puede disfrutar de las aficiones, actividades o rutinas diarias que antes hacía, la ley permite asignar un valor monetario a ese cambio.
  • Gastos domésticos y de reposición de servicios: En algunos casos, puede ser necesaria ayuda para la limpieza, el cuidado de los niños o el transporte como consecuencia de las limitaciones funcionales.

También abordamos los intentos de la aseguradora de minimizar estas realidades. Por ejemplo, una sola nota del médico diciendo que un paciente “se encontraba bien” durante una visita rutinaria no refleja un deterioro a largo plazo ni la incapacidad para realizar funciones críticas, sobre todo cuando no está relacionado con la lesión en cuestión.

Resultado: Acuerdo extrajudicial sustancial sin Litigio

La oferta inicial de 500.000 dólares de la aseguradora no era arbitraria: reflejaba la solidez y la estructura de nuestra demanda inicial, que estaba minuciosamente fundamentada con documentación médica, proyecciones de cuidados futuros claramente definidas y argumentos jurídicos bien razonados. A partir de esa sólida base, emprendimos una serie de contestaciones estratégicas, siempre guiadas por las prioridades de nuestro cliente y su tolerancia al litigio. Mediante un planteamiento equilibrado que combinaba la visión médica experta con la influencia jurídica, llegamos a un acuerdo final negociado de 595.000 dólares, que garantizaba una indemnización significativa para nuestro cliente sin necesidad de una prolongada batalla judicial.

Para los clientes lesionados

Si sigues viviendo con dolor, limitaciones o capacidad laboral reducida meses después de un accidente, no des por sentado que tu caso vale menos. La ley reconoce que no volver a la normalidad es un daño indemnizable. Y un equipo jurídico bien informado puede asegurarse de que los retos futuros se tengan en cuenta en la valoración de tu reclamación, no sólo lo que aparece en la factura del hospital.